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Los colores se pelean cuando los pones juntos

"- ¿Qué estabas haciendo, Griet? – me preguntó. Me sorprendió la pregunta, pero no supe ocultar mi sorpresa.

- Picando las verduras para la sopa, señor.

Siempre colocaba las verduras formando un círculo en el que cada verdura ocupaba un segmento, como si fueran las porciones de una tarta. Había cinco: col roja, cebolla, puerro, zanahoria y nabo. Utilizaba la hoja del cuchillo para dar forma a cada porción y en el centro del círculo ponía una rodaja de zanahoria.

El hombre dio un golpecito en la mesa con un dedo.

- ¿Están puestas en el orden en el que se echan a la sopa? – sugirió, estudiando el círculo.
- No, señor – dije dubitativa. No sabía explicar por qué había colocado así las verduras, Sencillamente las ponía como consideraba que debían ir, pero estaba demasiado asustada para decirle tal cosa a aquel caballero.

- Veo que has separado las blancas – dijo, señalando los nabos y las cebollas - . Y el naranja y el morado tampoco van juntos. ¿Por qué?

Cogió un trocito de col roja y una rodaja de zanahoria y los agitó entre sus manos como si fueran dados. Yo miré a mi madre, que movió la cabeza en un leve gesto de asentimiento.

- Los colores se pelean cuando los pones juntos, señor”.

Tracy Chevalier, La joven de la perla.

“Los colores se pelean cuando los pones juntos”.

Si bien no es la frase más poética del libro, representa muy bien la totalidad de este. La joven de la perla es más ficción que ficción histórica, y esa libertad de la autora al tener tan pocos datos de la vida del pintor, el caballero al que Griet se refiere. Por tanto, en esta obra los colores tienen libertad para pelearse, para separarse, mezclarse, y formar una trama que te atrapa desde el principio.

Firenze Minroud

Alumna de 1º de Bachillerato